Martin Luther King Jr.
Para Cuarto y
Quinto Grados.
Objetivo: después de esta clase el alumno será capaz de
reconocer los ideales de Martin Luther King Jr., familiarizarse con las leyes
de Jim Crow y con el discurso “Tengo un sueño”, “I have a Dream”.
Comenzamos la
clase con una pregunta ¿Quién fue el primer estadounidense de raza negra en ser
honrado con un día festivo nacional? Respondemos: Martin Luther King Jr.
Continuamos escribiendo el nombre de Martin
Luther King Jr. en el pizarrón y leemos una biografía de su vida.
Luego agregamos: el tercer lunes del mes de
enero, todo el país hace honores a Martin Luther King Jr. La gente celebra este
día recordando su mensaje de paz y todo lo que él hizo por este país. Él fue un
hombre que promocionó la no- violencia durante el movimiento de los derechos civiles
en los EE.UU. También junto con muchos otros ayudó a terminar con todas
aquellas leyes que eran de carácter discriminatorio o injusto. Estas leyes aprobaban
el que grupos de personas fuesen tratadas de diferentes maneras dependiendo del
color de su piel. También ayudó a los enfermos cuando lo necesitaron.
En el verano
de 1963 Martin Luther King Jr. dio su famoso discurso llamado “Yo tengo un
sueño” Él dijo en ese discurso que su sueño era que la gente se juzgara la una
a la otra por el contenido de su carácter” Él también dijo ese día: “que la
gente debería verse uno a los otros individualmente y no como grupos separados
por el color de su piel”.
“Yo tengo el
sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no
serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter. ¡Yo
tengo un sueño hoy!”
Después de
esta explicación veremos un video del discurso de Martin Luther King Jr. “I have a dream”. Terminamos la clase
haciendo entrega a cada estudiante de una copia de ese importante discurso, el
cual leeremos en voz alta para luego preguntar:
¿Cuál era el
sueño de King?
¿Crees que su
sueño se hizo realidad? ¿Por qué si? ¿Por qué no?
Para
finalizar esta clase dejamos que los estudiantes piensen por unos minutos en el
sueño de King y los motivamos a pensar en sus propios sueños. Hacemos entrega
de una hoja de papel que diga:
Yo tengo un
sueño para mí.
Yo tengo un
sueño para mi familia.
Yo tengo un
sueño para mi país.
Yo tengo un
sueño para el mundo entero.
La actividad
será escribir cuales son nuestros sueños.
Libros que
podemos recomendar:
La vida y la muerte
de Martin Luther King Jr. de: James Hasking.
Martin Luther King de: Diane Patrick
Copias del
discurso “Yo tengo un sueño”
Claudia
Schwinkendorf
01-18-2015
Materiales: Discurso de Martin Luther King, una hoja de papel con
preguntas y unas fotografías de Martin Luther King.
Discurso de Martin Luther King
en español:
Fotocopiamos
el discurso de Martin Luther King y lo entregamos a los niños
«Tengo un sueño»
Por MARTIN LUTHER KING
«Estoy
orgulloso de reunirme con ustedes hoy en la que quedará como la mayor manifestación
por la libertad en la historia de nuestra nación. Hace cien años, un gran
americano, cuya sombra simbólica nos cobija, firmó la Proclama de Emancipación.
Este importante decreto se convirtió en un gran faro de esperanza para millones
de esclavos negros que fueron cocinados en las llamas de la injusticia. Llegó
como un amanecer de alegría para terminar la larga noche del cautiverio. Pero
100 años después debemos enfrentar el hecho trágico de que el negro aún no es
libre. Cien años después, la vida del negro es todavía minada por los
grilletes de la discriminación. Cien años después, el negro vive en una
solitaria isla de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material.
Cien años después, el negro todavía languidece en los rincones de la sociedad
estadounidense y se encuentra a sí mismo exiliado en su propia tierra.
Y así hemos
venido aquí hoy para dramatizar una condición extrema. En cierto sentido,
llegamos a la capital de nuestra nación para cobrar un cheque. Cuando los
arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la
Constitución y la Declaración de Independencia, firmaban una promisoria nota de
la que todo estadounidense sería heredero. Esa nota era una promesa de que
todos los hombres tendrían garantizados los derechos inalienables de 'vida,
libertad y búsqueda de la felicidad'. Es obvio hoy que Estados Unidos ha
fallado en su promesa en lo que respecta a sus ciudadanos de color. En vez
de honrar su obligación sagrada, Estados Unidos dio al negro un cheque sin valor
que fue devuelto con el sello de 'fondos insuficientes'. Pero nos rehusamos
a creer que el banco de la justicia está quebrado. Nos rehusamos a creer que no
hay fondos en los grandes depósitos de oportunidad en esta nación. Por eso
hemos venido a cobrar ese cheque, un cheque que nos dará las riquezas de la
libertad y la seguridad de la justicia. También hemos venido a este lugar
sagrado para recordarle a Estados Unidos la urgencia feroz del ahora. Este no
es tiempo para entrar en el lujo del enfriamiento o para tomar la droga
tranquilizadora del gradualismo. Ahora es el tiempo de elevarnos del oscuro
y desolado valle de la segregación hacia el iluminado camino de la justicia
racial. Ahora es el tiempo de elevar nuestra nación de las arenas movedizas
de la injusticia racial hacia la sólida roca de la hermandad. Ahora es el
tiempo de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios. Sería
fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento. Este sofocante
verano del legítimo descontento del negro no terminará hasta que venga un otoño
revitalizador de libertad e igualdad. 1963 no es un fin, sino un principio.
Aquellos que piensan que el negro sólo necesita evacuar su frustración y que
ahora permanecerá contento, tendrán un rudo despertar si la nación regresa a su
rutina.
No habrá ni
descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que el negro tenga
garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la revuelta
continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que emerja el esplendoroso
día de la justicia. Pero hay algo que debo decir a mi gente, que aguarda en el
cálido umbral que lleva al palacio de la justicia: en el proceso de ganar
nuestro justo lugar no deberemos ser culpables de hechos erróneos. No
saciemos nuestra sed de libertad tomando de la copa de la amargura y el odio.
Siempre debemos conducir nuestra lucha en el elevado plano de la dignidad y la
disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en
violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas
alturas de la resistencia a la fuerza física con la fuerza del alma. Esta nueva
militancia maravillosa que ha abrazado a la comunidad negra no debe conducir a
la desconfianza de los blancos, ya que muchos de nuestros hermanos blancos,
como lo demuestra su presencia aquí hoy, se han dado cuenta de que su destino
está atado al nuestro. Se han dado cuenta de que su libertad está ligada
inextricablemente a nuestra libertad. No podemos caminar solos. Y a medida que
caminemos, debemos hacernos la promesa de marchar siempre hacia el frente. No
podemos volver atrás.
Hay quienes
preguntan a los que luchan por los derechos civiles: '¿Cuándo quedarán
satisfechos?' Nunca estaremos satisfechos mientras el negro sea víctima de los
inimaginables horrores de la brutalidad policial. Nunca estaremos satisfechos
en tanto nuestros cuerpos, pesados por la fatiga del viaje, no puedan acceder a
un alojamiento en los moteles de las carreteras y los hoteles de las ciudades.
No estaremos satisfechos mientras la movilidad básica del negro sea de un gueto
pequeño a uno más grande. Nunca estaremos satisfechos mientras a nuestros
hijos les sea arrancado su ser y robada su dignidad con carteles que rezan:
'Solamente para blancos'. No podemos estar satisfechos y no estaremos
satisfechos en tanto un negro de Mississippi no pueda votar y un negro en Nueva
York crea que no tiene nada por qué votar. No, no estamos satisfechos, y no
estaremos satisfechos hasta que la justicia nos caiga como una catarata y el
bien como un torrente.
No olvido
que muchos de ustedes están aquí tras pasar por grandes pruebas y
tribulaciones. Algunos de ustedes acaban de salir de celdas angostas. Algunos
de ustedes llegaron desde zonas donde su búsqueda de libertad los ha dejado
golpeados por las tormentas de la persecución y sacudidos por los vientos de la
brutalidad policial. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo.
Continúen su trabajo con la fe de que el sufrimiento sin recompensa asegura la
redención. Vuelvan a Mississippi, vuelvan a Alabama, regresen a Georgia, a Luisiana,
a las zonas pobres y guetos de las ciudades norteñas, con la sabiduría de que,
de alguna forma, esta situación puede ser y será cambiada. No nos deleitemos en
el valle de la desesperación. Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que pese a
todas las dificultades y frustraciones del momento, yo todavía tengo un sueño.
Es un sueño arraigado profundamente en el sueño americano.
Yo tengo un
sueño de que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de
su credo: 'Creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son
creados iguales'.
Yo tengo el
sueño de que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex
esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de
sentarse juntos en la mesa de la hermandad.
Yo tengo el
sueño de que un día incluso el estado de Mississippi, un estado desierto,
sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será transformado en un
oasis de libertad y justicia.
Yo tengo el
sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no
serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter. ¡Yo
tengo un sueño hoy!
Yo tengo el
sueño de que un día, allá en Alabama, con sus racistas despiadados, con un
gobernador cuyos labios gotean con las palabras de la interposición y la
anulación; un día allí mismo en Alabama, pequeños niños negros y pequeñas niñas
negras serán capaces de unir sus manos con pequeños niños blancos y niñas
blancas como hermanos y hermanas. ¡Yo
tengo un sueño hoy!
Yo tengo el
sueño de que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será
bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán
enderezados, y que la gloria del Señor será revelada y toda la carne la verá al
unísono. Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que regresaré al sur.
Con esta fe seremos capaces de esculpir en la montaña de la desesperación una
piedra de esperanza. Con esta fe seremos capaces de transformar las
discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con
esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos,
de ir a prisión juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza
de que un día seremos libres.
Este será el
día, este será el día en que todos los niños de Dios serán capaces de cantar
con un nuevo significado: 'Mi país, dulce tierra de libertad, sobre ti canto.
Tierra donde mis padres murieron, tierra del orgullo del peregrino, desde cada
ladera, dejen resonar la libertad'. Y si Estados Unidos va a convertirse en una
gran nación, esto debe convertirse en realidad. Entonces dejen resonar la
libertad desde las prodigiosas cumbres de Nueva Hampshire. Dejen resonar la
libertad desde las grandes montañas de Nueva York. Dejen resonar la libertad
desde los Alleghenies de Pennsylvania. Dejen resonar la libertad desde los
picos nevados de Colorado. Dejen resonar la libertad desde los curvados picos
de California. Dejen resonar la libertad desde las montañas de piedra de
Georgia. ¡Dejen resonar la libertad de la montaña Lockout de Tennessee. Dejen
resonar la libertad desde cada colina y cada montaña de Mississippi, desde
cada ladera, dejen resonar la libertad! Y cuando esto ocurra, cuando dejemos
resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada
caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la
llegada de ese día en que todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres
blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, serán capaces de unir
sus manos y cantar las palabras de un viejo espiritual negro: '¡Por fin somos
libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos
libres!'».